¿Y si de una frutilla me olvido de
su color rojo, de su forma, de su sabor y me concentro en la semillita que me
queda entre los dientes? ¿Sabré la palabra? ¿Inventaré otra? ¿El recorrido de
la lengua será semilla? ¿Volveré a la frutilla siendo yo? ¿Mis pecas cobrarán
otro sentido cuando me queme el sol hasta el rojo?