Después vinieron las nubes. El
antes, como el sol, ya no se ve. Tampoco se ven las nubes. Ahora sólo un color:
gris.
No miro el cielo para confirmar la
lluvia. Busco las gotas en la calle. El asfalto me lo va a decir todo. Lo sé.
Él nunca se aguanta los secretos y menos uno como este.
Las gotas son delatadas antes de sentirlas en la cabeza y hombros. En esas gotas, en todas, entiendo lo que
guardaba. Muchos.