Ese alféizar marrón es el comienzo.
Quedarme
mirando un florero de vidrio que
obliga a cortar
los dos tallos que sostienen su margarita.
Una mirada
cada vez que termino una oración,
como leer
entrelíneas, como entender que las
pausas hacen
a la lectura.
Que bueno, me gusta mucho.
ReplyDelete¡Gracias!
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