Sí hará tiempo que no veo un otoño
de verdad que hoy me sorprendí. Una cosa es ver las hojas en el piso, ver los
diferentes colores, pisar esa alfombra que se crea, con lugares blandos y
lugares crocantes—deliciosamente crocantes. Pero otra cosa distinta es ver las
hojas caer. No me acordaba cómo caían. Las que vi hoy caían en cámara lenta,
burlándose de la tecnología porque parecía que el otoño también tuviera acceso al
botón de pausa. Estoy segura que si
vuelvo a ese lugar en particular donde hoy vi las hojas caer, las hojas estarán
todavía cayendo, esperándome para aterrizar.