Sunday, March 27, 2011
Tuesday, March 15, 2011
La sonrisa hace cosquillas
Siempre pensé que la sonrisa era un
movimiento de labios. Creía que empezaba y terminaba ahí. Incluso sabía cómo
era mi cara con diferentes versiones de sonrisas: las que son puro labio, las
que involucran los dientes, las que abren la boca y amenazan en convertirse en
risa—esas y muchas otras.
Hoy me di cuenta que el repertorio
incluye unas sonrisas que no había tenido en cuenta antes. Se trata de unas
sonrisas que empiezan en el pecho, que se sienten como un cosquilleo que provoca
a los labios a actuar. Si no me equivoco, el cosquilleo está en el pecho, o por
lo menos empieza ahí y se retroalimenta de los labios que a su vez hacen
cosquillas—y de repente ya no se sabe más dónde empieza y dónde termina. Sólo
entiendo que sigue.
Tuesday, March 8, 2011
El 8 viene con esta imagen hoy
Hoy tengo una imagen en mi cabeza.
Me vino ayer de noche en un sueño; una toma que se fijó en un primer plano: cabello
que era oscuro y supo ser gris y blanco. Suavecito. Bien suavecito. Su gesto de
barrer el pelo hacia atrás no participa hoy. Sólo la suavidad, que la sé, que la
siento, que no está.
Wednesday, March 2, 2011
Demorar en la mora
Hoy, que es parte de esta semana en
que todo va corriendo a mil y yo trato de seguirle el ritmo, comí moras
(blackberries). Creo que fue una elección muy indicada, aunque admito que
cuando decidí comerlas no sabía que iba a pensar esto.
Las moras son jugosas y blanditas.
Llaman a hincarle el diente. Llaman también a jugar con la forma—esos globitos,
como si la mora fuera un conjunto de individuos y a todos hay que darle su
debida atención. Pero la mora exige atención a otro nivel también porque tiene
unas semillitas que sólo salen a relucir en pleno entusiasmo de la masticación.
Estas semillitas, como detalles imprescindibles, son las que me obligan a
masticar con calma. Son con las que en cámara lenta aminoro la marcha y marco
un nuevo ritmo. Un ritmo que me sienta mejor.
Habrán los que se sientan audaces,
comiendo las moras rápido. Una tras otra, los dientes rasgan, muerden,
destrozan. Yo prefiero poner en práctica mi atrevimiento de otra forma;
prefiero atreverme a intimar con las moras; prefiero saber morar en cada
momento.
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