Siempre pensé que la sonrisa era un
movimiento de labios. Creía que empezaba y terminaba ahí. Incluso sabía cómo
era mi cara con diferentes versiones de sonrisas: las que son puro labio, las
que involucran los dientes, las que abren la boca y amenazan en convertirse en
risa—esas y muchas otras.
Hoy me di cuenta que el repertorio
incluye unas sonrisas que no había tenido en cuenta antes. Se trata de unas
sonrisas que empiezan en el pecho, que se sienten como un cosquilleo que provoca
a los labios a actuar. Si no me equivoco, el cosquilleo está en el pecho, o por
lo menos empieza ahí y se retroalimenta de los labios que a su vez hacen
cosquillas—y de repente ya no se sabe más dónde empieza y dónde termina. Sólo
entiendo que sigue.
Las cosquillas además son educativas,sirven para dar lecciones educativas. Contrario a la tradición de sancionar o castigar a los niños cuando el "acto o conducta" no son los ortodoxos (porque aclaro que los niños siempre son maravillosos con todas sus chifladuras), en lugar de aplicar un correctivo tradicional como lo serían privarlos de un juguete o de algún chocolate, una buena sesión de cosquillas les enseña mejor, les deja gravado en la mente que sentiran muchas muchas cosquillas en el estomago o en la parte "alegre" de su pequeña anatomía, cuando su conducta no se ajuste a lo ortodoxo, sin perjuicio de valorar en cada caso las excepciones del caso y previamente habiendo escuchado al niño respetando su derecho de audiencia. Un abrazo enorme
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