Saturday, January 30, 2010

Fotos y secretos

“Like a photograph, she cannot say what she lets me see. She is an embodied secret.”

Esto es de un libro que estoy leyendo, pero quiero atreverme a sacar esta oración del contexto y leerla así, sola. 

Y claro que no queda sola por mucho tiempo porque enseguida se ata y se mezcla con un montón de otras cosas, como por ejemplo, esa caja de zapatos llena de fotos que tienen mis abuelos maternos en su casa.

Vuelvo a esa caja obsesivamente cada vez que voy a su casa. Cada vez me subo a la escalerita y la bajo de su lugar, en un ropero, en un estante bien alto. La llevo conmigo a la mesa de la sala donde están sentados mis abuelos. Ellos ya saben que a mí me gusta hacer eso, que me gusta abrir esa caja, me gusta investigar esas fotos. Lo que más me gusta, sin embargo, son las historias que ellos me cuentan, las que vienen atadas a cada foto, o las historias que lamentablemente no tienen una foto que los represente, los ilustre.

Suena más fácil de lo que es. Uno se pensaría que le muestro la foto a mis abuelos y ellos enseguida empiezan a hablar, a contar. Pero no. Tal vez empiecen a contarme algo, pero tal vez termine rápido, como eso captions demasiado cortos que nos dejan con ganas de más.

Como dice la frase que encabeza este post, las fotos me dejan ver cosas que mis abuelos no me pueden decir, o que por lo menos, no me lo van a decir sin que yo los ayude a hilvanar. Tengo que mirarlas bien, las expresiones, los ojos de las personas, los detalles. Tengo que mirarlas bien para saber qué preguntar y cómo.

El detalle, por ejemplo, de que la foto del casamiento de mis abuelos no muestra los pies de mi abuela. Un detalle, pero que si no hubiera preguntado por él, no sabría hoy que fue a propósito esa toma, porque así no se veía que mi abuela no tenía zapatos de novia.

Mis abuelos son “embodied secrets”, hay tanto más que me gustaría saber de ellos. Con ellos estoy aprendiendo a mirar, saber mirar para poder escuchar.

3 comments:

  1. Esas cajas (en mi casa también hay) funcionan como una ventana. Asomarse requiere curiosidad, valentía y el deseo de cuidar la memoria, esa parte de nosotros que sucedió antes de que estuviéramos.

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  2. ¡Gracias, gaviota!
    Hadita, estoy de acuerdo con Ud.

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