Tengo
40 y ya me mudé dos veces desde el último lugar que conociste. Me voy a seguir
mudando. Algunos la llaman la práctica del desapego, e incluso vos lo marcaste
como la coreografía del viento, y yo sigo pensando qué es la búsqueda. Tan intenso
es mantener el equilibrio. La tensión, ahí está todo. Siempre hay un punto
que es crucial, un punto que desprende el cambio, un punto del que desprende el
cambio. Aunque hay cosas que tengo la impresión que se mantienen igual. Sigo
apasionada por el chocolate amargo. Hay sustitutos, por supuesto, pero todos
sabemos que no es lo mismo. Un vacío no lo llena el tiempo. Una muerte no la
borra el olvido; una vida, mucho menos.
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